La industria del automóvil lleva dos años sufriendo continuos problemas que han terminado afectando al volumen de producción a nivel mundial. La pandemia de la COVID-19 primero y la crisis de componentes y materiales después ha obligado a los fabricantes a reducir sus expectativas, aunque no todas. Toyota confía en poder esquivar esos inconvenientes, y por ello mantiene su plan de producción cercano a los 10 millones de vehículos en todo el mundo al cierre del año fiscal.
A diferencia de la mayoría de países, el año fiscal japonés arranca el 1 de abril y concluye el 31 de marzo del año siguiente. Aunque el segundo trimestre ha sido duro para todos, Toyota todavía cree que puede llegar a finales de marzo del próximo año con la cifra de producción de 9,7 millones de unidades en todo el mundo. Una cifra que anima al optimismo, aunque hace poco han anunciado un parón selectivo relacionado con la propagación de la COVID-19.
Para compensar, la compañía está tratando de impulsar la producción en otras plantas, aunque la situación no es nada sencilla. La falta de suministros y algunos materiales esenciales ha provocado la paralización selectiva y temporal de muchas líneas de producción. La escasez de chips ha vuelto a obligar a reducir la fabricación en el segundo trimestre. Toyota también ha dicho recientemente que suspenderá la producción de tres de sus líneas en la factoría de Motomachi a mediados del próximo mes de setiembre.
Sin llegar tan lejos, esta misma semana, se han paralizado las actividades en la planta de Tsutsumi ante la escasez de más elementos. Sin embargo, la mentalidad japonesa no para en su empeño de contrarrestar los problemas en los meses siguientes. Gran parte de la industria espera poder aliviar la falta de chips a finales de este mismo año. Toyota confía en esta estrategia, tanto que estima que durante el próximo mes de setiembre será capaz de producir unos 850.000 autos en todo el mundo, buscando escalar la cifra hasta noviembre, aunque dependerá de factores externos.
Todos en alguna medida están pagando las consecuencias de vivir en un mundo globalizado. La crisis no esquiva a casi nadie, ni siquiera a Tesla. Lo marca norteamericana había capeado muy bien el temporal hasta ahora. En el último informe trimestral dicha compañía anunció una reducción en la fabricación, la primera en muchos trimestres. Más grave es el efecto en los pequeños fabricantes como Lucid Motors. Los de California han tenido que reducir las expectativas de producción en un 50% ante la dificultad que tienen de poder suministrar componentes a las líneas de montaje.
