Toyota y BMW están fortaleciendo su colaboración en el desarrollo de vehículos a hidrógeno, una alianza estratégica que busca avanzar en la movilidad sostenible y superar los desafíos asociados a esta tecnología. Ambas compañías han trabajado juntas en este campo desde hace varios años, y ahora están en proceso de firmar un nuevo memorando de entendimiento.
Este acuerdo renovado, que se anunciará oficialmente en este mes, se centra en la creación conjunta de componentes clave para vehículos a hidrógeno. Además, uno de los aspectos más destacados de esta alianza es el esfuerzo compartido para expandir la infraestructura de hidrógeno, un paso crucial para fomentar la adopción de vehículos de celdas de combustible en países del primer mundo.
La falta de estaciones de recarga es uno de los principales obstáculos para la popularización de estos autos, y ambas compañías ven en esta cooperación una oportunidad para superar esta barrera. Con esta nueva etapa de su alianza, buscan no solo acelerar la implementación de vehículos a hidrógeno, sino también reducir costos y optimizar recursos.
Toyota y BMW colaboran en el desarrollo de vehículos a hidrógeno desde 2012, con el fabricante japonés suministrando celdas de combustible a BMW, que se encarga de integrarlas en sus vehículos. En esta nueva fase del acuerdo, Toyota proporcionará componentes adicionales, como tanques de hidrógeno y nuevos sistemas de celdas de combustible.
Mientras tanto, la automotriz alemana se centrará en la integración de estos sistemas en sus propios modelos y en la reducción de costos de desarrollo y producción. El objetivo es hacer que los FCEV (Fuel cell electric vehicles) sean más competitivos en el mercado, donde actualmente enfrentan desafíos debido a su alto costo de producción y la limitada infraestructura de reabastecimiento.
Por su parte BMW planea lanzar su iX5 Hydrogen, un SUV que utiliza tecnología de celdas de combustible de Toyota, en producción en serie para finales de la década. Este modelo promete una autonomía de más de 500 km y tiempos de recarga inferiores a cinco minutos, posicionándose como una alternativa atractiva a los carros eléctricos a batería.
Toyota, pionera en esta tecnología con el lanzamiento del modelo Mirai en 2014, ha visto un resurgimiento en el interés por los FCEV, aunque aún enfrenta el reto de hacerlos más accesibles y prácticos para los consumidores. Este acuerdo con BMW es un paso significativo hacia la estandarización y reducción de costos en la producción de vehículos de hidrógeno, lo que podría impulsar su adopción a nivel mundial.