El nuevo Toyota que desafía la fiebre destructiva del eléctrico

Toyota acaba de anunciar el lanzamiento de un nuevo modelo de pila de hidrógeno para este mismo año, específicamente en el último trimestre de 2023. Aunque la marca está reorientando últimamente su negocio hacia el auto eléctrico, todavía mantiene su apuesta firme por el hidrógeno como alternativa a los combustibles fósiles.

Toyota anunció hace dos años un plan para lanzar hasta 30 nuevos modelos eléctricos a baterías para 2030. Ahora, desde la llegada de Koji Sato, su nuevo director general, se insinuaba que la compañía podría dejar de fabricar vehículos de hidrógeno para centrarse en los eléctricos. Sin embargo, Sato confirmó recientemente que la marca seguirá apostando por el hidrógeno, a pesar de la actual fiebre del eléctrico que sacude el sector.

El fabricante japonés ha asegurado que este mismo año saldrá a la venta un nuevo modelo de su Crown Sedan con una pila de combustible de hidrógeno, aunque por ahora estará disponible solo en Estados Unidos y Japón. El anuncio supone el lanzamiento del primer auto de hidrógeno de la compañía en casi una década desde que presentara el Mirai en 2014. Este modelo es, junto al Hyundai Nexo, uno de los dos únicos vehículos de pila de hidrógeno que existen actualmente en el mercado.

Toyota asegura haber perfeccionado su anterior pila de combustible, consiguiendo aumentar la densidad de potencia del Crown Sedan en un 30 por ciento en comparación con el Mirai. El vehículo también tendrá una autonomía de unos 800 kilómetros, lo que mejora significativamente los 650 kilómetros de los que goza su antecesor.

El nuevo modelo, dice Toyota, presenta un almacenamiento de hidrógeno mejorado y una menor complejidad del sistema que le aportan un mayor rendimiento y durabilidad. Además, la compañía asegura haber integrado todos estas mejoras en la estructura del Crown Sedan sin comprometer ni el tamaño ni el peso del vehículo.

El gobierno japonés se ha propuesto el ambicioso objetivo de aumentar el número de automóviles de pila de combustible de hidrógeno (FCEV) hasta las 800.000 unidades para 2030. Sin embargo, Toyota asegura que su enfoque con las pilas de combustible va más allá.

“En el caso de los FCEV, nos centraremos en la producción en serie de vehículos comerciales”, afirma Hiroki Nakajima, director de tecnología de Toyota. Una de sus principales características es que la fuente de energía, el hidrógeno, es ligera, por lo que incluso cuando se recorren distancias más largas el vehículo no es tan pesado como uno a batería y se necesita menos espacio. Además, el repostaje es mucho más rápido”.

Estas ventajas son especialmente interesantes para los vehículos pesados. “Trabajaremos con las empresas para promover los FCEV, empezando por los vehículos comerciales, como los camiones medianos y pesados”, asegura Nakajima. “Además, el año pasado iniciamos una investigación básica sobre motores de hidrógeno para vehículos industriales pesados”.

El gran problema del hidrógeno ‘verde’

El gran problema de esta tecnología sigue siendo el alto costo del litro de hidrógeno verde, el que se produce mediante fuentes renovables en lugar de combustibles fósiles y que no genera emisiones. El hidrógeno verde puede llegar a rondar los siete dólares el kilo, sin embargo, las proyecciones prevén que su costo se aproxime los dos dólares el kilo en 2030 y a uno en 2050. Además, los científicos e ingenieros están encontrando soluciones alternativas que son más baratas y eficientes. De hecho, últimamente se ha visto algunas tecnologías nuevas que pueden solucionar muchos de los problemas que están ralentizando su adopción.

Hace unos meses publicábamos aquí el descubrimiento de un grupo de la Universidad de California, Santa Cruz, que apenas gasta energía y que extrae grandes cantidades de hidrógeno. Los investigadores han dado con un nuevo método para extraerlo del agua que se basa en la gran eficiencia de la reacción de las nanopartículas de aluminio con un compuesto rico en galio. Este compuesto, aseguran sus creadores, se puede fabricar desde fuentes como el papel de aluminio o latas usadas y permite recuperar y utilizar el galio varias veces sin perder su eficacia.

También se ha visto un trabajo publicado por unos investigadores surcoreanos que han encontrado una forma de producir hidrógeno de forma más barata —no utiliza platino para realizar la electrólisis— y que produce 20 veces más hidrógeno que los métodos tradicionales. Los investigadores queman un trozo de tela a más de 900 grados celsius para hacer que fluya la electricidad a través de él. Luego, la tela se coloca en una solución de níquel metal y se aplica una corriente eléctrica haciendo que la capa de metal se pegue a la tela. El proceso se llama galvanoplastia y tiene la propiedad de transformar el tejido en un nuevo material que mejora la reacción.

Este nuevo electrodo, dicen sus creadores, puede producir hidrógeno con poca energía, manteniendo la estabilidad y la adherencia del metal. “Este material demuestra la posibilidad de sustituir los catalizadores metálicos por catalizadores no metálicos”, dicen los investigadores. “Además, nunca se había informado de un funcionamiento tan prolongado y estable, incluso a la alta densidad de corriente de 2.000 miliamperios”.

Otras técnicas prometen extraer hidrógeno del mismo aire. Sus creadores, un grupo de investigadores de la Universidad de Melbourne, en Australia, lo ha diseñado para zonas áridas con poco acceso al agua. El nuevo método se basa en una espuma porosa de vidrio que se empapa de un electrolito que absorbe la humedad y el agua del aire. Luego se aplica electricidad procedente de una fuente de energía renovable para dividir el agua absorbida en oxígeno (que se libera) e hidrógeno (que se almacena).

Una vez comprobada la estabilidad y eficiencia del sistema, los investigadores formaron una torre con cinco de estas unidades y la conectaron a un panel solar. Midieron la producción de hidrógeno de la torre a lo largo de dos días en el campus de la universidad y comprobaron que producía hidrógeno de forma fiable. El sistema consiguió extraer 1.490 mililitros el primer día y 1.188 el segundo, cuando las condiciones meteorológicas eran peores.

Está por ver si estos métodos de extraer y almacenar hidrógeno se llegan a adoptar a escala industrial. El apoyo por parte de los países de la Unión Europea será crucial para su desarrollo. Pero si lo hacen, como está haciendo Estados Unidos, se estará más cerca de tener una herramienta más en el kit energético que ayude a evitar los efectos del cambio climático y a reducir la dependencia del suministro que llega de otros países.


Jishin

Creador del blog. Apasionado por la innovación, tecnología y movilidad.

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