En la actualidad, el principal hándicap al que se enfrentan los vehículos híbridos y los vehículos eléctricos es la durabilidad, la capacidad de almacenamiento y la capacidad de recarga de las baterías.
En la mayoría de vehículos híbridos del mercado las baterías que se emplean son las de hidruro de níquel (NiMH). A pesar de que es un material un poco anticuado -respecto al litio- es más accesible y bastante fiable. El problema tanto de las baterías de NiMH como las de Li-ion es que tienen una densidad de potencia limitada -por eso se necesitan gigantescos y pesados paquetes de baterías para ofrecer autonomías interesantes-, tienen una vida útil razonablemente corta y pueden incendiarse con facilidad en caso de ser dañadas o cargadas incorrectamente.
Todos estos inconvenientes podrían ser cosa del pasado en un futuro no muy lejano si los dispositivos se trasladan a tecnologías de batería de estado sólido.
La tecnología de batería de estado sólido no es una idea nueva en absoluto. A pesar de esto, estas baterías no se usan debido a que los materiales de construcción, la seguridad del diseño, los costos de fabricación y las técnicas de producción están obstaculizando notablemente su puesta en marcha y comercialización.
Las baterías de estado sólido cuentan con un diseño muy interesante y también disponen de un mayor potencial para almacenar más energía con una mayor seguridad. Cuando se puedan producir en cantidades industriales y se puedan comercializar a un precio interesante para el público general, las baterías de estado sólido revolucionarían los vehículos eléctricos (EV) aumentando efectivamente la autonomía y disminuyendo significativamente el volumen y el peso de los paquetes de baterías.
A pesar de que sobre el papel parecen una maravilla y la solución a todos nuestros problemas, las baterías de estado sólido pueden fallar después de la repetición continua de los ciclos de carga y descarga.
Hoy hemos sabido que Toyota presentará un vehículo alimentado por baterías de estado sólido en los Juegos Olímpicos de Tokio, como un medio para mostrar su capacidad en la fabricación y desarrollo de baterías.
El Ingeniero jefe de tecnología, Shigeki Terashi está muy orgulloso de los logros de la marca en este área y le ha comentado a Autocar que la tecnología de batería de estado sólido promete un potencial que supera con creces al de cualquier otra batería que conozcamos hasta la fecha.
Según Toyota, la batería de estado sólido será más pequeña, más barata y estará lista para el año que viene. Esta batería también se podrá cargar más rápido pero ojo, porque la marca no alcanzará la producción en masa hasta mediados de la década, lo que viene siendo en 2025.
Esta línea de tiempo anunciada por Toyota todavía coloca a la marca a la vanguardia de la tecnología de batería de estado sólido y es que Volkswagen ha hablado de una línea de tiempo similar y marcas como BMW o Subaru se van a beneficiar de las sinergias que tienen con Toyota en muchos ámbitos.
Se espera que el automóvil con batería de estado sólido que debute en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos se base en el Toyota e-Palette, una plataforma autónoma que la marca ha desarrollado y que está ofreciendo a los socios para mostrar sus propias tecnologías de conducción autónoma.
Además de confirmar esta interesante noticia, Terashi también confirmó que Toyota espera lanzar sus primeros vehículos eléctricos en una plataforma EV específica para la venta en Europa a fines de 2023. A estos modelos que llegarán en 2023 se le adelantará el modelo eléctrico de Lexus que debutará con la actual plataforma el año que viene y las variantes electrificadas de la Proace y la Proace City que llegarán en 2020.
