La historia del Supra es todo un ejemplo de filosofía japonesa Kaizen

Hay pocos autos en la historia reciente del automóvil que tengan su legión de fans, pero el Supra es uno de ellos. Y eso es algo destacable cuando se habla de un vehículo que comenzó siendo una versión más de otro auto: en este caso, del Celica. El Supra empezó abajo en el escalón de los deportivos y fue subiendo peldaños hasta ser un modelo propio y un modelo de culto, por una serie de razones, hasta llegar a la generación actual: el GR Supra.

Para Toyota, el Supra es el equivalente del GT-R para Nissan. Es decir, el auto alcanzó un estatus muy especial en occidente por razones a veces muy alejadas de la competición, aunque eso no debería oscurecer los méritos y cualidades que tiene este automóvil.

El Supra de cuarta generación, el JZA80, compitió en el Campeonato de Turismos nipón, el JGTC, desde 1995 en la categoría reina GT500, y resultó ganador en 1997, 2001, 2002 y 2005. Y aunque inicialmente corría con un motor 4 cilindros turbo de 2.1 litros, el 4T-GTE, a principio de la década de los 2000 se optó por el V-8 tipo 3UZ-FE de los Lexus SC430, debidamente preparado para este objetivo.

Fuera de Japón, el Toyota Supra JZA80 hizo un papel muy correcto en las 24 Horas de Le Mans de 1995, de la mano del equipo ADRS. Allí terminó décimo cuarto absoluto, algo que no está nada mal para lo que era básicamente el mismo auto que corría en el JGTC.

Y sin embargo, la mayoría de fans recuerdan al Supra A80 por el motor 2JZ-GTE, un 6 cilindros en línea biturbo de 3.0 litros y 330 hp que en Japón no superaba los 280 hp, al menos sobre el papel. Su velocidad máxima era de 250 km/h, autolimitada, y el 0 a 100 km/h lo cubría en 5 segundos. Y es que aquel vehículo era algo pesado para la época: 1.630 kg.

La realidad es que toda la fama del Supra le viene de su motor. O, mejor dicho, de las preparaciones que se efectuaron con ese bloque como base. Su 6 cilindros en línea biturbo 2JZ-GTE y cambio manual de seis marchas Getrag se prestaba sin quejarse a toda clase de configuraciones. Era la base ideal para que todos los tuners del planeta tuvieran la posibilidad de sacarle potencias descomunales.

Algunos ejemplos van desde HKS hasta Blitz pasando por Smokey Nagata y prácticamente por cualquiera que se atreviese a reforzar las piezas móviles del bloque antes de aumentar la presión de soplado de los turbos o simplemente instalar turbos del tamaño de una calabaza.

Los tuners nipones eran capaces de extraer de ese motor hasta 700 hp sin tocar el bloque motor. Y con preparaciones extensas se podían sacar entre 800 y 1.000 hp, aunque muchas veces esto se consiguiera con gasolina de 100 octanos.

Las proezas de Top Secret en el Reino Unido en su conquista de récords de velocidad en carretera, así como el legendario Supra con los colores de Castrol en Gran Turismo -el auto con el que era tan fácil ganarlo todo- hicieron el resto. El momento de reconocimiento absoluto le llegó con la primera entrega de ‘Fast & Furious’, un retrato bastante fiel de lo que era la escena tuning al sur de California entre finales de los 90 y principios de los 2000.

El Supra era entonces más famoso por las proezas y por su versatilidad en el campo de las preparaciones, pero nunca dejó de ser un excelente deportivo. Y sobre todo el Supra es uno de los modelos que representa a la perfección la filosofía de Toyota y el método Kaizen, que todas las empresas japonesas aplican.

La filosofía Kaizen se caracteriza por desarrollar una cultura de empresa y dar participación a todos los trabajadores, desde la alta gerencia hasta el personal de limpieza. Este método de mejora continua fue desarrollado por los japoneses tras la Segunda Guerra Mundial, y ha llegado hasta nuestros días.

Porque hay que ser honestos, salvo el Supra MkIV A80 de 1993-1999, nadie se acuerda realmente de los otros Supra. El modelo tuvo que ir mejorando y evolucionando hasta ser un rival de los Porsche, como lo fue el A80. Y es que, el Supra, originalmente no era más que el acabado “sport” del Celica.

Toyota Celica Supra 1979

En 1979, Toyota presentó una versión más potente y agresiva del Celica, el Celica Supra (MkI). Era más largo que el Celica que tomaba por base (batalla alargada), algo más ancho y sobre todo más potente. Su motor de 6 cilindros en línea y 2.6 litros entregaba unos 110 hp. Éste iba asociado a un cambio manual de cinco marchas o un automático de cuatro. Este fue el primer motor de serie en equipar la inyección electrónica. Las suspensiones independientes y discos de freno a las cuatro ruedas formaban parte de su equipamiento.

Toyota Celica Supra 1982

Tras un incremento de la cilindrada en 1981 a 2.8 litros para 116 hp en el MkI, el Celica Supra MkII llegaría al mercado en 1982. Se trataba de un modelo totalmente nuevo y anunciaba la llegada de un lenguaje estético marcado por los ángulos rectos tan en boga en los años 80. El vehículo era más grande que su predecesor, pero tenía una batalla más corta, lo que le permitía ganar en agilidad. Por su parte, el 6 cilindros recibió una culata de doble árbol de levas en cabeza y la potencia resultante alcanzó 145 hp.

Toyota Supra 1986

En los años 80, las fabricantes nipones renovaban sus gamas cada cuatro años, y el Supra MkII llegó en 1986. Esta vez se trataba de un modelo con nombre propio en la gama, separado del Celica. Su 6 cilindros de 3.0 litros con culata de 4 válvulas por cilindro erogaba 200 hp. En 1983, el Supra de tercera generación (MkIII) contaría con una variante turbo que entrega 230 hp. Era una versión rápida, pero más burguesa que deportiva, lo que hacía del Supra un auténtico Gran Turismo apto para viajar rápido y lejos, con estilo y sin cansarse.

Toyota Supra 1993

En 1993 irrumpió con fuerza el deportivo que daría origen al mito: el Supra A80 (MkIV). La cuarta generación de Supra llegó con aspiraciones de superdeportivo. Viendo la sacudida a la industria premium alemana e italiana que dio Honda con el NSX en 1990, tanto en Asia como en Estados Unidos, en Toyota pensaron que ellos también podían tomar una parte de ese pastel.

El Supra MkIV estrenó un diseño compuesto por curvas, en plena era del biodesign, y caracterizado por un imponente alerón trasero. El auto era más pequeño, más bajo y más ancho que el MkIII. Su motor de 6 cilindros en línea desarrollaba 220 hp, mientras que la variante biturbo entregaba 330 hp. En su día, fue el Toyota más potente jamás fabricado. Con un 0 a 100 km/h en 5 segundos, incluso hoy en día sigue siendo considerado un vehículo rápido.

Sin embargo, el Supra nunca tuvo el éxito de ventas que Toyota esperaba. Un yen muy fuerte en el mercado de divisas motivó que el precio del deportivo japonés subiera a los niveles de Porsche. Y fuera de Asia, a ese nivel casi nadie quería un auto nipón. En 2002, Toyota dejó de fabricar el Supra. Desde abril de 1978 hasta julio de 2002 se entregaron un total de 593.337 unidades.


Jishin

Creador del blog. Apasionado por la innovación, tecnología y movilidad.

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